by: Ana Caicedo Hinojos y Gustavo Caicedo Hinojos

Llegó marzo y con él, el partido más esperado del fútbol argentino en este primer semestre de 2018. La gigantesca diferencia entre Boca y River en el puntaje de la tabla de posiciones, no parece menguar las amplias expectativas por una final de súper copa que, al ser también un súper-clásico, promete un verdadero espectáculo deportivo. Además del enfrentamiento entre dos colosos del fútbol mundial, para los jugadores colombianos de ambas escuadras habrá muy seguramente un partido aparte debido a las diferentes posibilidades entrar en la carrera por un lugar en el combinado nacional.

El tiempo no se hizo esperar y contrario a todas las expectativas, River, muy a pesar de haber fichado al refuerzo más caro de su historia, no ha logrado encontrar la manera de encajar las piezas del rompecabezas. Del otro lado de la ciudad, en el antiguo puerto, Boca y sus simpatizantes sonríen de forma picaresca y su equipo, aunque no ha mostrado su mejor fútbol, ha ganado y se ha mantenido en la cima por más de 6 meses. El Río de la Plata que corre tanto por Núñez como por la Boca, no parece traer el mismo viento para ambos equipos, y mientras hace buen tiempo en las toldas xeneizes, el temporal no mengua para el millonario.

Los futbolistas cafeteros que se enfrentarán en el clásico porteño, bien sea como titulares o como alternativas, no podrán desentonar y deberán estar a la altura de tan importante tango. El Boca-River es quizás el evento cultural que mejor define a la capital argentina. Un partido que evoca un tiempo ya olvidado, la rivalidad consagrada entre dos ciudades antónimas que siempre se disputaron el mismo puerto. Una, preocupada por la tradición de sus privilegios sociales y amablemente acomodada en los barrios pudientes de Núñez y Palermo, y la otra improvisada en los arenosos tugurios de la rivera y empeñada para siempre en hacerse notar. Maravillosa tensión que hizo de estos puentes y estos parques un lugar de contrastes, de sentidos, y de significados.

Dos realidades diferentes buscarán hacerse con la victoria y con el título; de quedarse en La Boca sería una reivindicación de su supremacía en la actualidad, de quedarse en Núñez sería un golpe de mesa para un frágil River que si bien no encuentra el norte, podría apaciguar las aguas ganando la Súper-Copa. De igual forma, las realidades de los colombianos en cada equipo varían: los tres titulares de Boca Juniors buscan un lugar en el equipo titular de Rusia 2018, mientras las dos variantes de River Plate esperan que un buen performance los ponga en la órbita de Pekerman para los amistosos previos al mundial.

El fútbol en esta tierra de lunfardos y arrabales, como el tango, es una tristeza que al bailar se vuelve alegría, y quienes tengan el privilegio de jugar el derby, estarán llamados a dejar cuerpo y alma en el campo de juego. En todo caso, el aroma de café es un buen presagio para la fiesta de tango del próximo 14 de Marzo en Mendoza.

*Escrito entre Núñez y los Farallones.

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